Muchas personas en todo el mundo tienen una obsesión por saber cosas de su propio futuro, desean saber que les depara el destino, tratan de buscar respuestas para resolver situaciones en el presente. Otros desean saber si existe algo más a parte del mencionado y conceptualizado presente. En su anhelo de dominio desean absorber conocimientos inimaginables, por fama, prestigio y todo lo que tenga que ver con la vanidad del mundo. Esa forma de sentir y pensar, no es más que un vil grado de ignorancia y decadencia espiritual.
El ser humano como parte del universo, individualmente es una chispa del macrocosmos, pero también es parte y está en relación con la energía colectiva o universal. Sabiendo esto, cuando el ser humano está en un estado de conciencia, Dios le puede manifestar un fragmento de futuro porque de ello depende que solucione algún acontecimiento que le sucederá y ¿cómo le hace? Pues como somos parte de la energía universal, lo que nos espere más adelante del tiempo en el que estamos ahora, es parte de nuestra energía en latencia, no significa que pasará o que ya haya pasado sino, que está en curso y por llegar a esa experiencia. En palabras simples, en la caverna de Platón, ya está determinada la existencia en un estado de continuidad. En el momento en que una persona nace, en ese mismo momento se inicia a vivir la existencia que ya estaba en latencia, antes del nacimiento ya la experiencia es parte de la energía que encarna el cuerpo.
Por eso cuando el ser humano está a punto de vivir algo que podría alterar su existencia de una manera drástica, vive una premonición de lo que sucederá, para evitar ese acontecimiento haciendo un salto cuántico mediante la reparación de ese espacio energético dañado, una premonición, es semejante a un túmulo en carretera, dónde debes detenerte para pasar más lento. El túmulo es la alteración que se está anticipando y la reparación de esa alteración se dará a través de la reflexión y la realización de un cambio mínimo en la vida para continuar. El futuro que Dios manifiesta es entonces; un fragmento de alteración de la existencia para que el ser humano lo repare.
En reflexiones anteriores, se ha dicho que los acontecimientos que Dios manifiesta, no tienen solución, pero no es lo mismo que te manifieste un acontecimiento de tu vida económica y social, a que te manifiesta una premonición de una acción que estás por realizar y que causará una alteración energética irreparable, que esta acción pueda causarte la muerte antes del tiempo existencial que debes de vivir. Un ejemplo de una reparación energética es la siguiente: En cierta ocasión, un sacerdote católico fue convocado a una conferencia, un día antes, debía de viajar de una ciudad a otra. Luego de la llamada, preparó su equipaje para viajar. Esa misma noche, Dios o la energía universal como quieras llamarlo, le manifestó una premonición a otra persona, acerca de un accidente que tendría este sacerdote. Llegado el día emprendió el viaje, el sacerdote tuvo el accidente de tránsito, no se pudo evitar, en cambio ya no fue de la manera catastrófica en que la otra persona lo había visto en sueños, y ¿qué sucedió?
Pues que la persona que tuvo ese sueño por la madrugada, se levantó, se arrodilló frente a su cama, y encomendó a esta persona en oración, porque sabía que era una persona que se dirigía al mismo lugar donde él estaría por la mañana. La plegaria que elevó esta persona para protección del sacerdote, creó un campo energético para proteger esa persona, por lo tanto, el accidente fue inevitable pero el riesgo fue menor. Esto le sucedió al conferencista: Ciryl Jonh. Puedes buscarlo en su canal de Youtube.
Cuando se dice que Dios manifiesta, no debe entenderse que la divinidad superior nos envía esa información convertida en energía por algún canal, porque Dios no está en la exterioridad del ser humano, sino que es parte del mismo ser humano. No por gusto Cristo dice en su santa palabra, ¿donde dos o tres estén ahí estaré yo? también afirma, ¡Dios está en tí! Busquen y encontrarán, pidan y se les dará, toquen y se les abrirá. Muchos filósofos dijeron lo mismo: Sócrates, Aristóteles y Platón, decían "CONÓCETE A TI MISMO". Otra garantía de que esto es así sigue siendo cuando Cristo sentencia: "donde dos o tres estén, ahí estaré yo" Eses "YO" es un pronombre personal, yo eres tu, porque tu soy yo, yo soy él y él es yo, Por lo tanto como parte de la energía universal tú eres él. El yo se manifiesta en tí, porque tú eres él, en un estado de inconsciencia, y cuando estás a punto de llegar a esa alteración existencial, tu sabiduría en latencia en la caverna de Platón te envía la señal, date cuenta que Dios en su infinita misericordia tiene el plan más perfecto para la vida.
Aquí el cuerpo tiene su importancia, porque es el canal perfecto para canalizar la existencia en latencia, el cuerpo la canaliza y la interpreta es el único instrumento en el mundo que lo puede hacer. Si te das cuenta, la humanidad cuenta con instrumentos que pueden medir la energía, pero no pueden interpretarla, la interpretación es la generación de conocimiento, sabiduría precisa que surge justamente en el momento preciso, no antes, no después. Otra característica importante del cuerpo, es que al canalizar la información, no solo la interpreta sino que la expresa por medio de palabras, porque la energía latente no puede articular o expresar por medio de palabras.
Por eso cuando una persona recibe mensajes en el mundo onírico, no lo hace escuchando una voz, sino a través de la observación de imágenes que en ocasiones son comprensibles y en otras, hay que interpretarlas. Normalmente cuando Dios habla, salen de su ser sonidos similares a los truenos, o parecidos a música armónica. Pero en otra veces, en el mundo onírico no se ve nada, pero te habla una voz muy suave, es la energía pura, o Dios pero utilizando una identidad corporal que canaliza y expresa, por eso no ves nada.
Recuerda que cuando los fariseos le dicen a Cristo: ¿Cuando el emperador nos pregunte cuál es tu nombre que le diremos? - él responde - digan que: "YO SOY EL QUE SOY". Nunca dice un nombre, ¿por qué? Bueno, porque el nombre es un límite, el nombre es una individualidad y tu y yo somos individuales en este cuerpo de carne y hueso, pero en espíritu somos uno solo en Cristo. Dios no tiene una identidad, porque es luz como tu y yo lo somos. Los miembros de tu familia, cada uno tiene su propia identidad humana, pues esa identidad que tiene el ser humano, esa es la identidad de Dios. Por eso cuando en el mundo onírico se manifiesta algún conocido o algún familiar, no es tu familiar ni un amigo, sino que es la luz misma o Dios como desees llamarlo, es quien se está manifestando. Y sucede que, la gran sabiduría universal sabe como llamar la atención humana. Si tu existencia está a punto de llegar a una alteración, para que atiendas el llamado, se te pronunciará mediante aquello que llame tu atención y puedas recordar con claridad al despertar.



